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Aceptado (Acepted): 2024/04/28.
INFLUENCIA DEL EJERCICIO FÍSICO PARA EL FORTALECIMIENTO OSEO: UNA
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA.
INFLUENCE OF PHYSICAL EXERCISE FOR BONE STRENGTHENING: A
LITERATURE REVIEW
Yorlington Leodan Zambrano Chalacamá
1
,
Ronmys Leonides Hidalgo Parra
2
Instituto Tecnológico Superior con Condición de Universitario Compu Sur
RESUMEN
El presente trabajo tiene como objetivo determinar la influencia del ejercicio físico para el
fortalecimiento óseo a través de la búsqueda de artículos científicos publicados al respecto y con
relación a esta temática para tratar en lo posible obtener un producto que ayude como material de apoyo
a futuras investigaciones, con un enfoque cualitativo-descriptivo, se recopila y analiza información
procedente de diversos documentos disponibles en bases de datos como Redalyc, Dialnet, Scielo y
Google Académico incluyendo artículos referenciados en bases de datos especializada , con la
participación de referentes nacionales e internacionales establecidos en campos de las ciencias del
deporte, nutrición , educación física, y salud. Encontrándose correlaciones positivas entre el ejercicio
físico y la densidad mineral ósea en diferentes etapas de la vida, y se destaca la importancia de
mantener el ejercicio a lo largo del tiempo para mejorar la condición física. Se recomienda realizar
ejercicios de fuerza al menos dos días a la semana para fortalecer los huesos y se presentan ejemplos
de programas de ejercicios. Se concluye que la actividad física regular, en combinación con una
adecuada ingesta de calcio y nutrientes, se posiciona como un pilar fundamental para fortalecer la
estructura y resistencia de los huesos, prevenir enfermedades musculoesqueléticas y mejorar la calidad
de vida en general. Es fundamental promover la importancia del ejercicio físico desde edades
tempranas para fomentar bitos saludables a lo largo de la vida y prevenir posibles complicaciones
asociadas con la salud ósea.
PALABRAS CLAVES: Ejercicio físico; Fortalecimiento óseo; Salud ósea.
ABSTRACT
The objective of this work is to determine the influence of physical exercise for bone strengthening
through the search for scientific articles published on the matter and in relation to this topic to try, as
far as possible, to obtain a product that helps as support material for future research. , with a qualitative-
descriptive approach, information is collected and analyzed from various documents available in
databases such as Redalyc, Dialnet, Scielo and Google Academic, including articles referenced in
specialized databases, with the participation of national and international references established in
fields of sports sciences, nutrition, physical education, and health. Positive correlations were found
between physical exercise and bone mineral density at different stages of life, and the importance of
maintaining exercise over time to improve physical condition is highlighted. It is recommended to
perform strength exercises at least two days a week to strengthen bones and examples of exercise
programs are presented. It is concluded that regular physical activity, in combination with an adequate
intake of calcium and nutrients, is positioned as a fundamental pillar to strengthen the structure and
resistance of bones, prevent musculoskeletal diseases and improve quality of life in general. It is
essential to promote the importance of physical exercise from an early age to promote healthy habits
throughout life and prevent possible complications associated with bone health.
KEYWORDS: Physical exercise; Bone strengthening; Bone health
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INTRODUCCIÓN
El ejercicio físico regular puede ser
beneficioso para prevenir la disminución
de la densidad ósea. Al llevar a cabo
actividades físicas, los huesos son
expuestos a fuerzas de impacto y carga,
lo que resulta en un estímulo para la
formación de nuevas células óseas. Este
proceso contribuye a fortalecer los
huesos y a aumentar su densidad.
En la sociedad actual, se observa que
los niños se sienten cada vez más
cautivados por actividades sedentarias
como la visualización de programas
televisivos o el uso de dispositivos
electrónicos para jugar.
Estas preferencias sedentarias tienen
como consecuencia una exposición
limitada de los huesos a impactos y
fuerzas, lo que se traduce en un menor
desarrollo óseo con niveles inferiores de
densidad mineral ósea (DMO) y
contenido mineral óseo (CMO). Por esta
razón, la práctica de actividad física y
deporte se presenta como un contexto
propicio para fortificar la masa ósea
durante la etapa de desarrollo. (Carmona
y González, 2016).
El ejercicio físico se propone como un
instrumento regulador altamente
efectivo frente a las posibles alteraciones
causadas por dietas, al promover una
mejora en el perfil lipídico, disminuir la
inflamación renal, mejorar la relación de
filtración glomerular e incitar el
fortalecimiento óseo. (Aparicio et al.,
2010).
Además, se ha observado que el
ejercicio físico realizado durante la niñez
y la adolescencia también tiene un
impacto positivo en la salud ósea. Un
estudio realizado en Dinamarca con una
muestra de más de 30.000 individuos
mostró que la práctica regular de
actividad física moderada podría reducir
el riesgo de fracturas de cadera en el
futuro (Almáregui, 2017).
El ejercicio físico es una actividad
primordial para el mantenimiento de la
salud en términos generales. Aunque se
reconoce ampliamente su importancia,
un aspecto menos divulgado es su
impacto en la densidad ósea.
El fortalecimiento de los huesos es
crucial para prevenir enfermedades
como la osteoporosis, especialmente en
la etapa geriátrica. En este artículo se
examina de qué manera el ejercicio físico
puede favorecer la densidad ósea y
cuáles ejercicios son los más
recomendados en este sentido.
La osteoporosis es una enfermedad
caracterizada por la disminución de la
masa ósea, lo que resulta en la
disminución de las sales minerales de
calcio y las proteínas que forman tanto la
matriz como la estructura del hueso. Esta
condición conlleva a una disminución en
la resistencia del sistema óseo frente a
posibles lesiones por caídas. Debido a su
falta de síntomas perceptibles, esta
patología es conocida como "la epidemia
silenciosa". Las revelaciones clínicas
más comunes de esta enfermedad
incluyen fracturas en la cadera, muñeca
y columna vertebral (Moldón et al.,
2018).
Entonces, con el fin de evitar posibles
lesiones óseas, es crucial que los
menores o individuos que comienzan un
programa de entrenamiento de fuerza lo
hagan de forma gradual y progresiva,
empezando con cargas ligeras.
Estas cargas más livianas pueden
tener un impacto beneficioso en los
huesos, estimulando su crecimiento tanto
en longitud como en perímetro en el caso
de los huesos largos de los niños. Con el
tiempo, se pueden ir aumentando
gradualmente las cargas, alcanzando una
mayor intensidad. (Tagliaferri, 2016.).
La actividad física es una medida
efectiva para prevenir la osteoporosis, ya
que promueve la formación de hueso y
reduce el riesgo de caídas, que son una
InnDev
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causa común de fracturas. Diversos
estudios han demostrado que el ejercicio
se relaciona de forma positiva con la
densidad mineral ósea en todas las etapas
de la vida. Aunque, se ha sugerido que
las actividades de alto impacto son las
más beneficiosas para la salud del
sistema esquelético. (Gómez, 2015).
Debido a todas estas razones, resulta
evidente que realizar actividades
deportivas tiene el potencial de aumentar
la densidad mineral ósea. Varios estudios
han concluido que las féminas de entre
18 y 35 años con antecedentes de
actividad física tienen mayor densidad
mineral ósea en comparación con
aquellas que llevan una vida sedentaria.
Sin embargo, se ha observado que el
ejercicio no afecta de la misma manera a
todo el esqueleto, ya que se cree que los
huesos periféricos, que incluyen la parte
trabecular, son más influenciados por el
ejercicio físico en comparación con el
esqueleto axial, que incluye la parte
cortical. Además, se ha encontrado que
los beneficios obtenidos por el ejercicio
en personas adultas desaparecen si estas
vuelven a adoptar un estilo de vida
sedentario (Ferragut et al., 2009).
Varios estudios clínicos y revisiones
han establecido una correlación directa y
positiva entre el ejercicio y la densidad
ósea en todas las etapas de la vida
(Arrebola et al., 2003).
Es fundamental garantizar que todos
los grupos de edad pediátrica alcancen la
tercera década de su vida con una masa
ósea adecuada, a fin de prevenir la
aparición de osteoporosis en el futuro. La
alimentación, el ejercicio y el desarrollo
puberal tienen un impacto diferenciado
pero complementario en la adquisición
de esta. (Muñoz et al., 2003).
La densidad ósea se refiere a la
cantidad de minerales, como el calcio y
el fósforo, que se encuentran en los
huesos. El incremento de la densidad
ósea se relaciona con una mayor
resistencia ósea y una menor
probabilidad de sufrir fracturas. A
medida que envejecemos, es común que
la densidad ósea disminuya, lo que puede
ocasionar fragilidad y un mayor riesgo
de fracturas.
Los efectos positivos del ejercicio
físico en la densidad ósea son más
prominentes en las etapas tempranas de
la vida. A medida que se envejece, los
aumentos en la masa ósea asociados con
el ejercicio físico se vuelven menos
comunes y se diluyen. En etapas
posteriores de la vida, el ejercicio físico
contribuye a una menor pérdida de esta,
lo que implica un efecto de preservación
en lugar de ganancia ósea. (Calafat,
2007).
Es por ello por lo que esta
investigación tiene como objetivo
determinar la influencia del ejercicio
físico para el fortalecimiento óseo a
través de la búsqueda de artículos
científicos publicados al respecto y con
relación a esta temática para tratar en lo
posible obtener un producto que ayude
como material de apoyo a futuras
investigaciones.
METODOLOGÍA
Este estudio seguirá las pautas
establecidas en la declaración PRISMA
para llevar a cabo revisiones
sistemáticas, con el objetivo de
garantizar una estructura y desarrollo
adecuados del trabajo. Se empleará un
enfoque cualitativo-descriptivo, se
recopilará y analizará información
procedente de diversos documentos
disponibles en bases de datos como
Redalyc, Dialnet, Scielo y Google
Académico.
Durante el período de búsqueda que
abarcó de los años 2019 al 2023, se
emplearon términos clave en español,
como " Ejercicios físico ",
"Fortalecimiento óseo " y "Salud ósea" y
el operador de concatenación "+/or".
Para refinar la búsqueda, se tomaron en
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cuenta todas las publicaciones en
español, lo que resultó en la obtención de
30 artículos científicos. Los criterios de
inclusión y exclusión fueron
considerados en este proceso de
búsqueda.
Tabla 1.
Criterios de inclusión y exclusión
Criterios de inclusión
Criterios de exclusión
a) Estudios científicos que presenten como
variable el Fortalecimiento óseo y ejercicios
físico.
b) Tipo de documento: Artículos científicos y
tesis.
c) Tiempo: Artículos publicados en los últimos
años (2019 2023).
d) Idioma: Español.
e) Publicaciones con el texto completo y que
permitan el acceso a los mismos.
a) Artículos en idioma diferente del Español.
b) Otros estudios que por su tema o resultados no
aporten elementos significativos para la
investigación.
Población y muestra de literatura
científica
La población de artículos científicos
fijada para este estudio fue de 50,
extraídos del repositorio de datos. Una
vez realizado el análisis de búsqueda de
los documentos recopilados, la muestra
que compuso el cuerpo base
corresponde a 30 publicaciones de
carácter científico, consideradas tras
aplicar los filtros correspondientes.
(Tabla 1).
A continuación, se presenta el
análisis en la Tabla 2 que se ha
considerado necesario para lograr una
comprensión clara sobre las 20
investigaciones que tratan sobre la
influencia del ejercicio físico para el
fortalecimiento óseo.
Tabla 2
Características de los artículos analizados
Autor
Año
Análisis
Jiménez et al.,
2019
El hueso actúa como reservorio de sodio y se remodela en respuesta a
cambios en la homeostasis. El SIADH estimula la resorción ósea para
aumentar los niveles de sodio. Este trastorno puede generar
hiponatremia al activar receptores de ADH y aumentar la excreción
renal de sodio, lo que a su vez inhibe la reabsorción de calcio y
estimula la liberación de parathormona, afectando la densidad mineral
ósea. Es importante tratar adecuadamente el SIADH para prevenir la
osteoporosis.
López et al.,
2019
Este estudio encuentra aumento significativo en extremidades
inferiores de futbolistas tras seis meses de evaluación. La práctica del
fútbol fortalece la DMO y beneficia el CMO en deportistas.
Castro et al.,
2020
Evidencias demuestran los beneficios del ejercicio físico. Se diseñó
un programa para adolescentes en entornos escolares, basado en
duración, frecuencia, tipo e intensidad. Se incluyen fases como
calentamiento, estiramiento, fase activa y vuelta a la calma. Se
propuso una cartilla digital para promover la importancia del ejercicio.
Bertomeu
2020
El trabajo se centrará en el entrenamiento de fuerza en niños y
adolescentes, buscando conocer métodos efectivos respaldados
científicamente para su aplicación.
Rodríguez, &
Tascón
2021
El programa de entrenamiento en máquinas multiarticulares demostró
efectos significativos en la densidad mineral ósea y fuerza de adultos
mayores con osteopenia y osteoporosis. El diseño estructurado y
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progresivo del programa permitió incrementos en la masa mineral
ósea y fuerza de miembros inferiores y musculatura lumbar. En
comparación con el grupo control, se observaron mejoras
significativas en la fuerza y densidad ósea. En conclusión, el programa
de fuerza funcional y ejercicios en máquinas multiarticulares resultó
beneficioso en el control y aumento de la densidad mineral ósea, así
como en la mejora de la fuerza de adultos mayores.
Bonilla
2021
En el estudio se incluyeron 19 artículos que evaluaron diversas
modalidades de ejercicios, como ejercicios de alto impacto, en
plataforma vibratoria, de resistencia, de equilibrio, aeróbicos, de
fortalecimiento muscular y combinados. Las variables de medida más
comunes fueron la densidad mineral ósea y el equilibrio.
Riquelme
2021
En conclusión, el estudio encontró una fuerte relación entre el estilo
de vida y la salud ósea y cardiovascular en pacientes con síndrome
metabólico, resaltando la importancia de hábitos saludables para
prevenir complicaciones a largo plazo.
Ulloa
2022
En un estudio realizado en varones jóvenes con infección asintomática
por VIH en tratamiento antirretroviral menor de 2 años, se encontró
que el 31% tenía densidad mineral ósea baja. No hubo diferencias
significativas entre los grupos de densidad normal y baja en cuanto al
tipo de tratamiento antirretroviral o nivel de actividad física.
Martínez
2022
El estudio encontró que la realización de ejercicios físicos específicos
puede contribuir al mejoramiento de la condición física en personas
con osteoporosis, promoviendo la salud ósea y muscular. Se
recomienda la implementación de un programa de ejercicio
supervisado y adaptado a las necesidades individuales de cada
paciente.
Cardona & Vélez
2022
El estudio concluye que un programa de entrenamiento de fuerza
mejoró la mineralización ósea en jóvenes deportistas sub15. Al inicio,
los niveles de DMO eran bajos en ambos grupos. El entrenamiento
mejoró la DMO en ambos grupos, pero el experimental tuvo mejores
resultados. También se observaron mejoras en la fuerza y
transferencia de habilidades en el campo.
Arriazu, & Azpiroz
2022
El entrenamiento de fuerza en edad escolar de secundaria es
beneficioso para la salud y habilidades motrices. Es importante
incluirlo en las programaciones de educación física con supervisión
adecuada para adaptarlo a las necesidades individuales y reducir
riesgos. El CrossFit es una opción atractiva por su variedad y
motivación. Es un ejemplo de mo integrar el entrenamiento de
fuerza de forma innovadora en las aulas de secundaria.
Saavedra
2022
El artículo aborda la importancia de la prescripción adecuada de
ejercicios de fuerza para niños y adolescentes, destacando los
beneficios para el desarrollo físico y mental. Se enfatiza la necesidad
de supervisión profesional y la importancia de adaptar los programas
de entrenamiento a las necesidades y capacidades de cada grupo de
edad.
Méndez et al.,
2022
El estudio analizó el desempeño y la salud ósea de jóvenes futbolistas
según su estado de madurez. Se observó que los adolescentes
categorizados como púberes mostraron valores inferiores en fuerza
muscular y salud ósea en comparación con los que estaban más
avanzados en su maduración. Se destacó la importancia de considerar
las diferencias individuales en la maduración biológica al evaluar y
desarrollar futbolistas jóvenes. Los resultados apuntan a la necesidad
de un control exhaustivo de la maduración durante la adolescencia en
este grupo de atletas.
Muñoz
2022
En un estudio realizado por Muñoz Hernández (2022), se encontró que
la actividad física tiene un impacto positivo en el contenido y densidad
mineral ósea en niños con sobrepeso y obesidad. Además, se observó
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El tejido óseo es un proceso dinámico
en el que se llevan a cabo cambios
constantes para adaptarse a fuerzas
mecánicas, reparar daños y regular el
intercambio de minerales como el calcio
y el fósforo.
Tabla 3
Jiménez-Bulnes J y cols. Síndrome de secreción inapropiada de hormonas antidiurética y disminución de
densidad mineral ósea
Cuadro III. Definición densito métrica de la
osteoporosis según la OMS.
Fármac
o
Dosis
Mecanis
mo
Efectos
secundarios
Deme-
600-
1,200
Induce
Neurotóxico
Normalidad
DMO superior a -1
DE
clocicli
na
mg/día
diabetes
que la dieta mediterránea también puede influir en estos factores en
este grupo de población.
Garcia
2022
La revisión confirma que el entrenamiento en mujeres
postmenopáusicas con osteoporosis es beneficioso, aumentando la
densidad ósea, la fuerza y la aptitud física, y disminuyendo el dolor.
El entrenamiento terrestre, de fuerza, de potencia y de alto impacto es
más efectivos que la terapia por vibración, el yoga y el entrenamiento
aeróbico. La densidad mineral ósea fue la variable principal medida.
Avilés et al.,
2022
La calidad de vida mejoró en el grupo de intervención en comparación
con el grupo de control, excepto en la dimensión de "dolor corporal".
Dentro del grupo de intervención, todas las dimensiones presentaron
mejoría significativa, excepto en la función física y en el dolor
corporal. Se observaron mejoras en la condición aeróbica, fuerza y
equilibrio en las capacidades físicas de los participantes.
Vazquez, &
González
2022
El estudio realizado por Vázquez y González (2022) analizó los
efectos del entrenamiento de fuerza con bandas elásticas en niños y
adolescentes. Los resultados indican mejoras significativas en la
fuerza muscular, la resistencia y la potencia en este grupo de edad. Se
observó también una disminución en el riesgo de lesiones musculares.
Estos hallazgos sugieren que el uso de bandas elásticas es una
herramienta efectiva para mejorar el rendimiento físico en jóvenes.
Pirís et al.,
2023
El artículo presenta los resultados de un estudio sobre la estructura de
un programa de ejercicio físico dirigido a escolares, destacando la
importancia de incluir actividades divertidas y variadas para mantener
su interés y motivación. Se encontró que la duración, intensidad y
frecuencia del programa son factores clave para lograr los beneficios
de salud deseados en los estudiantes.
Ferrán
2023
Según el artículo de Ferrán (2023), el ejercicio físico es fundamental
para mejorar la densidad ósea en personas con osteoporosis. Se
recomienda la realización de programas de entrenamiento de fuerza,
resistencia y equilibrio, adaptados a las necesidades individuales de
cada paciente. Estos programas ayudan a prevenir fracturas y mejoran
la calidad de vida de las personas con esta enfermedad. Es importante
consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier
rutina de ejercicio.
Ferrán
2023
El artículo de Ferrán (2023) explora la relación entre el ejercicio físico
y la osteoporosis en la columna vertebral. Se observó que la actividad
física regular, especialmente los ejercicios de resistencia y carga
pueden prevenir la pérdida de densidad ósea y fortalecer la columna
vertebral, reduciendo así el riesgo de fracturas por osteoporosis. Esto
resalta la importancia del ejercicio como parte del tratamiento y
prevención de esta enfermedad.
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Osteopenia
DMO entre -1 y -2.5
DE
insípida
Osteoporosis
DMO inferior a -2.5
DE
Litio
900 mg/
Induce
Perfil toxico
elevado
Osteoporosis
establecida
Osteoporosis + fractura
por fragilidad
día
diabetes
insípida
Urea
3-6
g/día
Induce
Sabor y olor
desagradable,
náuseas, vomito,
cefalea,
desorientación y
uremia
DMO = Densidad mineral ósea. DE = Desviación
estándar
diuresis
osmótica
Existe evidencia clara de la relación
entre la hiponatremia y los niveles
elevados de vasopresina en suero, lo cual
puede resultar en la pérdida de densidad
ósea y un mayor riesgo de fracturas.
Dado que el tejido óseo actúa como un
importante depósito de iones de sodio, es
posible que la hiponatremia pueda
estimular la reabsorción ósea y liberar
sodio, aunque aún no se ha identificado
un mecanismo molecular que explique
esta relación. (Jiménez et al., 2019).
Para aumentar la densidad ósea es
importante realizar actividades de
impacto como correr, saltar, levantar
pesas y practicar deportes que impliquen
movimientos bruscos como el tenis, el
fútbol o el baloncesto. Estos ejercicios
estimulan la formación de nuevas células
óseas y fortalecen los huesos
.
Tabla 4.
Mediciones básicas de los sujetos de estudios de la TI a la TF.
Mediciones básicas
T-1
T-F
Diferencia
t
Estatura
(cm)
172.02 + 7.48
172.02 + 7.48
Peso (kg)
65.60 + 7.20
66.25 + 7.34
0.65
-2.078
IMC (kg/m
22.13 + 1.57
22.13 + 1.51
0.21
-2.087
Nota: cm: centímetros; kg: kilogramos; IMC: índice de masa corporal; kg/m2: kilogramos sobre metros
al cuadrado; TF: toma final. *ps 0.05
Tabla 5.
Mediciones de la DMO de los sujetos de estudio de la TI a la TF
DMO (g/cm2)
T -I
T -F
Diferencia
t
Columna
1.12 + 0.11
1.14 + 0.11
0.02
-1.644
Cadera
1.32 + 0.10
1.34 + 0.11
0.02
-3.180
Columna Lumbar
1.27 + 0.11
1.28 + 0.11
0.01
-2.404
Cuello de femoral
1.35 + 0.13
1.48 + 0.97
0.13
-0.883
Trocánter
1.18 + 0.15
1.19 + 0.10
0.01
-0.680
Triangulo Ward
1.33 + 0.15
1.35 + 0.16
0.02
-4.782
Brazos
0.95 + 0.09
1.00 + 0.18
0.05
-1.948
Piernas
1.48 + 0.09
1.49 + 0.13
0.01
-0.703
Tronco
1.12 + 0.09
1.16 + 0.14
0.04
-2.493
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Costillas
0.86 + 0.08
0.87 + 0.08
0.01
-2.730
Total
1.32 + 0.08
1.34 + 0.08
0.02
-6.635
Nota: DMO densidad mineral óseo; g/cm2: gramos sobre centímetros al cuadrado; TI: toma
inicial; TF: toma final. *ps0.05
Según los expertos, las densidades
óseas adecuadas para una buena salud
ósea se encuentran en un rango de
densidad mineral ósea (DMO) normal,
que se sitúa entre -1 y +1 desviación
estándar de la media para la edad y sexo
de un individuo. Una DMO por debajo
de este rango indica osteopenia u
osteoporosis.
Durante la investigación realizada, se
encontró que, tras seis meses de
evaluación, hubo un aumento
significativo en las extremidades
inferiores (p<0.05) debido a la práctica
de fútbol, la cual afecta al esqueleto, en
particular a la zona inferior por los
diversos movimientos mecánicos del
cuerpo, como saltos, cambios de
dirección y la intensidad del ejercicio.
Se concluye que un entrenamiento a
largo plazo ayudará a fortalecer la
densidad mineral ósea en todas las
regiones evaluadas, así como a
beneficiar el contenido mineral óseo en
los futbolistas en sus extremidades
inferiores. (López et al., 2019
).
Tabla 6
Estadístico de medidas de tendencia central y de dispersión
Estadístico de medidas de tendencia central y de dispersión de los resultados de las
evaluaciones de densitometría ósea de columna lumbar L1-L4 y de cuello femoral
Evaluación
inicial de
DXA de
columna
lumbar L1-
L4
Evaluación
final de
DXA de
columna
lumbar L1-
L4
Evaluación
inicial de
DXA de
cuello
femoral
Evaluación
final de
DXA de
cuello
femoral
Grupo de investigación
(g/cm2
(g/cm2
(g/cm2
(g/cm2
Grupo control
Media
.944
.928
.779
.764
Medina
.963
.943
.781
.774
Desv.
.282
.273
.052
.062
Están.
Varianza
.080
.075
.003
.004
Grupo Experimental
Media
1.026
1.086
.821
.871
Medina
.998
1.053
.817
.891
Desv.
.269
.295
.139
.138
Están.
Varianza
.073
.087
.019
.019
En relación con los hallazgos
presentados en la tabla 5 sobre la
evaluación de la densidad mineral ósea
(DXA) mediante la técnica de
absorsiometría con fotón dual de rayos
X, se pudo observar que en el grupo
experimental se registró un aumento de
0.06 g/cm2 en la columna lumbar (L1-
L4) y 0.05 g/cm2 en el cuello femoral al
comparar los resultados iniciales y
finales. En contraste, en el grupo de
control se evidenció una reducción de
0.016 g/cm2 en la densidad ósea de la
columna lumbar (L1-L4) y de 0.015
g/cm2 en el cuello del fémur al comparar
las mediciones pre y post tratamiento.
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(Rodríguez y Tascón, 2021).
Según investigaciones previas, se
observaron avances considerables en la
densidad mineral ósea (DMO) al aplicar
distintos tipos de ejercicios. Entre estos,
se destacan los ejercicios de alto impacto
en agua, el ejercicio aeróbico
escalonado, los ejercicios de resistencia,
los ejercicios en plataforma vibratoria y
la combinación de varios tipos de
ejercicios. Además, para mejorar el
equilibrio se recomendaron ejercicios
que combinan equilibrio y
fortalecimiento muscular. No obstante,
es necesario realizar más estudios para
obtener conclusiones definitivas sobre
este tema. (Bonilla y Alborada, 2021).
En relación con la densidad mineral
ósea, de acuerdo con la clasificación del
Z score de la OMS, se identificó que 12
pacientes (31%) presentaban DMO baja,
mientras que 27 pacientes (69%) tenían
una DMO normal, tal como se detalla en
la Tabla 1. Se observó que existían
disparidades significativas entre los
pacientes con DMO baja y aquellos con
DMO normal en lo que respecta a la
edad, el índice de masa corporal y la
ingesta diaria de calcio. (Ulloa, 2022).
Tabla 7.
Características demográficas
Características demográficas y clínicas de varones jóvenes con infección asintomática por el VIH y
TAR menor de 2 años. Hospital de alta complejidad "Virgen de la Puerta" Trujillo-2021
DMO BAJA
DMO NORMAL
P
n = 12
n = 27
Edad
27,08 + 5,8
34,37 + 6,08
0,001
IMC
22,71 + 2,93
25,65 + 2,82
0,006
Tiempo de enfermedad
1,51 + 0,6
1,69 + 0,54
0,368
Tiempo de TAR
1,37 + 0,67
1,62 + 0,58
0,267
Consumo de calcio
diario
394,86 +
358,75 + 138,69
0,0488
167,13
Realizar de manera continua y
sistemática una actividad física se ha
demostrado ser muy beneficiosa para la
prevención, desarrollo y recuperación de
la salud, así como para el desarrollo del
carácter, la disciplina y la toma de
decisiones en la vida diaria. Tanto el
ejercicio físico de corta como de larga
duración ayuda a mejorar el bienestar
mental, aumentando la autonomía, la
memoria, la rapidez mental, entre otros
aspectos, y promoviendo sensaciones
como el optimismo y la euforia, al
tiempo que se eleva la autoestima y se
obtienen beneficios en diversas
enfermedades como la osteoporosis, la
hipertensión o las crisis diabéticas.
(Castro et al., 2020).
Además de los beneficios asociados
con la mejora del rendimiento físico, los
ejercicios de fuerza también impactan
positivamente en aspectos de la salud
como la densidad ósea. (Martínez, 2022).
Los programas de ejercicio físico
ofrecen numerosos beneficios para la
salud de los niños y adolescentes, como
el control del peso corporal, el
crecimiento y desarrollo, la mejora de la
resistencia cardiopulmonar, la
resistencia a la insulina, la coordinación,
la postura, la fuerza muscular, la
densidad ósea y la reducción del riesgo
de enfermedades cardiovasculares a
nivel fisiológico. En cuanto a los
beneficios psicológicos, se incluyen el
aumento de la autoestima, la mejora de
la autoimagen, la reducción del estrés y
del aislamiento social, una mayor
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independencia y la disminución de la
agresividad. (París-Pineida et al., 2023).
En 1892, Wolff propuso la teoría de
que la aplicación de fuerza sobre un
hueso causaría una mayor formación
ósea en su parte cóncava y una mayor
resorción en su parte convexa. Desde
entonces, numerosos estudios han
confirmado la relación positiva entre el
ejercicio físico y la formación ósea. Se
ha demostrado que las tensiones y
presiones ejercidas por los músculos
sobre los huesos estimulan su
crecimiento, mientras que la inactividad
puede resultar en una mayor resorción
ósea. (Ferrán, 2023).
Según se describe en el texto, las
distintas formas de fuerza se manifiestan
en distintas disciplinas deportivas o
actividades físicas, por lo que es
necesario realizar un entrenamiento
específico para aumentar la fuerza
máxima. Este entrenamiento también
deberá fortalecer el sistema
osteomuscular, ya que este juega un
papel crucial en la salud y en la
prevención de lesiones, como se ha
mencionado anteriormente. (Cardona y
Vélez, 2022).
En la siguiente figura 2 se observa de
forma resumida la determinación de la
carga del entrenamiento de fuerza, con
sus métodos de entrenamiento,
evidenciando sus respectivas cargas,
volúmenes, repeticiones, series e
intervalo de descanso
.
Figura 1
Resumen de los métodos de entrenamiento de fuerza.
El ejercicio de resistencia como parte
de un plan de entrenamiento completo ha
demostrado tener beneficios adicionales
para la salud cuando se prescribe de
manera adecuada. Entre los beneficios a
corto plazo se incluyen mejoras en la
salud musculo esquelética, la
composición corporal y los factores de
riesgo cardiovascular. Algunos de estos
beneficios incluyen la mejora de la
densidad mineral ósea, el fortalecimiento
de los tendones y ligamentos, la mejora
de la condición cardiorrespiratoria y la
reducción de los niveles de lípidos en la
sangre (Departamento de Salud y
Servicios Humanos, 2018). (Arriazu y
Azpiroz, 2022).
Entre ellas destacamos:
- Mejora densidad mineral ósea .
- Reforzamiento de tendones y
ligamentos.
- Mejora de la condición
cardiorrespiratoria.
- Disminución de los lípidos en
sangre
- .
Tabla 8
Tipos de fuerza
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Nota: Masculino Femenino
Nota: Periodos más favorables para el desarrollo de las capacidades de fuerza. Extraído de (Vasconcelos
Raposo, 2005).
- Comenzar con cuidado (2 x semana)
de forma general y lúdica
- Comenzar con cuidado (2-3 x
semana) de forma general y
organizada en los métodos de
entrenamiento.
- Entrenamiento orientado en función
de la especialidad.
Se recomienda realizar ejercicios de
fuerza al menos dos días a la semana
para fortalecer los huesos. A
continuación, se presenta un ejemplo de
un programa de ejercicios de fuerza:
Lunes y jueves:
1. Sentadillas (3 series de 10
repeticiones)
2. Levantamiento de pesas (3 series
de 10 repeticiones)
3. Flexiones de brazos (3 series de 10
repeticiones)
4. Prensa de piernas (3 series de 10
repeticiones)
5. Elevación de talones (3 series de
10 repeticiones)
Se recomienda empezar con un peso
cómodo y aumentarlo gradualmente a
medida que se fortalecen los músculos.
Es importante realizar un calentamiento
previo antes de comenzar el programa de
ejercicios y estirar al finalizar la rutina
para evitar lesiones.
Según varios investigadores, la
eficacia del ejercicio físico se ve
potenciada cuando es supervisado por un
profesional cualificado. Es aún más
efectivo cuando se personaliza según la
edad, estado físico y posibles patologías
de cada individuo. Por otro lado, se
destaca la importancia de mantener el
programa de ejercicio a lo largo del
tiempo para favorecer la adherencia y
lograr mejoras en la condición física.
(Aviléz-Matínez et al., 2022).
En los últimos diez años, ha habido un
aumento significativo en la popularidad
de los programas de entrenamiento de la
fuerza en jóvenes y adolescentes que
practican deporte. Esta revisión examina
los posibles beneficios para la salud del
entrenamiento de la fuerza. (Saavedra,
2022).
Según las últimas directrices de la
OMS, se aconseja que los niños y
adolescentes realicen ejercicios de
fortalecimiento muscular por lo menos
tres veces por semana. (Bull, et al., 2020
citado por Vázquez, 2022).
En un estudio reciente, se encontró
que los jóvenes futbolistas pos-púberes
mostraron una mayor correlación con la
salud ósea y la fuerza muscular en
comparación con los jóvenes pre-
púberes. Estos resultados sugieren que
tanto la fuerza muscular como la
densidad mineral ósea y la masa
muscular aumentan simultáneamente a
medida que los jóvenes futbolistas
avanzan en su madurez. (Méndez-
Cornejo et al., 2022).
El ejercicio físico influye de forma
directa en la estructura ósea al generar
tensiones y cargas que provocan cambios
EDAD
TIPOS DE FUERZA
5-8
8-10
10-12
12-14
14-16
16-18
18-20
Fuerza máxima
+
+
Fuerza explosiva
+
+
+
Fuerza de resistencia
+
+
+
+
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en el hueso durante su realización. Estas
cargas inducen una reorganización de las
trabéculas óseas para adaptar su
densidad y remodelación. (Ferrán,
2023).
El ejercicio regular, en particular el
entrenamiento de fuerza y actividades de
impacto como correr y saltar, ha
demostrado ser eficaz en el aumento de
la densidad ósea y la prevención de la
pérdida de masa ósea, reduciendo así el
riesgo de osteoporosis y fracturas.
Existen siete formas diferentes en las
que se manifiesta la fuerza. La primera
de estas es la fuerza absoluta, que se
refiere a la capacidad teórica que tiene
una persona para enfrentar situaciones
extremas, ya sea psicológicas, mediante
el uso de fármacos o a través de la
electroestimulación. La segunda
manifestación es la fuerza isométrica
máxima, la cual se produce cuando se
realiza una contracción voluntaria
máxima contra una resistencia
invencible.
La tercera es la fuerza máxima
excéntrica, que es la fuerza máxima que
se ejerce al oponerse a una resistencia
que se desplaza en dirección opuesta. En
cuarto lugar, se encuentra la fuerza
dinámica máxima, que permite desplazar
una carga máxima a muy baja velocidad
y en una sola repetición. La quinta
manifestación es la fuerza explosiva, la
cual se caracteriza por producir fuerza en
el menor tiempo posible y está presente
en las otras formas de manifestación de
la fuerza.
La fuerza elástico-reactiva es la sexta
manifestación, que incorpora el
componente elástico al proceso
explosivo gracias al estiramiento previo
de los músculos. Finalmente, la séptima
manifestación es la fuerza elástico-
explosivo-reactiva, que además de
incluir el estiramiento previo, añade el
efecto del reflejo miotático de
estiramiento que interviene en el ciclo de
estiramiento-acortamiento. (Bertomeu,
2020).
(Muñoz Hernández, 2022) menciona
que participar en ejercicios que se
enfoquen en el tren superior puede
aumentar la densidad y el contenido
mineral de los huesos. Además, destaca
que aquellos huesos que no se utilizan
regularmente experimentan una
disminución rápida de su masa ósea.
Realizando un programa de
entrenamiento que se enfoca en la
contracción concéntrica rápida y en la
potencia muscular, se observaron
mejoras importantes en la densidad
mineral ósea de mujeres
postmenopáusicas en investigaciones
recientes. (García, 2022).
Tabla 9
Cambios de la densidad mineral ósea (DMO)
Training (n = 7
Control = 80
ANOVA
interacción
Pre
Post
Pre
Post
F
P
BMD
(G/CM2)
Total body
0.981 +
0.074
0.981 +
0.063
0.996 +
0.057
0.992 +
0.061
0.860
0.371
Acm
0.581 +
0.042
0.676 +
0.047
0.693 +
0.042
0.588 +
0.047
0.035
0.854
Spines
0.890 +
0.059
0.883 +
0.051
0.877 +
0.077
0.870 +
0.079
0.003
0.957
Pelvis
0.920 +
0.076
0.935 +
0.080
0.926 +
0.072
0.917 +
0.067
6.061
0.029
Leg
0.985 +
0.090
0.987 +
0.082
1.026 +
0.069
1.025 +
0.077
0.213
0.652
*p 0.05
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Nota. Reproducida de the effects of low-repetition and light-load power training on bone mineral
density in postmenopausal women with sarcopenia: a pilot study (p. 5). Por Hamaguchi et al., 2017, BMC
Geriatrics, 17(1).
La Osteoporosis (OP) se caracteriza
por una debilidad ósea que aumenta el
riesgo de fracturas debido a la
disminución de la densidad ósea y el
deterioro de la microarquitectura del
tejido óseo.
La resistencia ósea se refiere a la
influencia de la densidad y calidad óseas,
mientras que la calidad ósea incluye
diversos factores que afectan la
fragilidad del hueso, como la
microarquitectura, el recambio óseo, las
lesiones y la mineralización.
En 1994, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) estableció criterios para
diagnosticar la osteoporosis basada en la
densidad mineral ósea (DMO) de la
cadera, columna lumbar y antebrazo,
utilizando puntos de corte de puntuación
T-Score. (Riquelme, 2021).
DISCUSIÓN
Los estudios revisados sugieren que la
actividad física y el ejercicio regular son
componentes fundamentales para
mejorar la densidad mineral ósea y
prevenir la osteoporosis.
La implementación de programas de
entrenamiento específicos, la
diversificación de los tipos de ejercicios
y la supervisión profesional son aspectos
clave para promover la salud ósea a lo
largo de la vida.
Se requiere más investigación para
comprender completamente los
mecanismos detrás de estos efectos y
optimizar las intervenciones dirigidas a
mejorar la densidad ósea.
El estudio realizado por Jiménez et al.
(2019) aborda la relación entre la
hiponatremia y la salud ósea, destacando
la importancia del equilibrio de
minerales como el calcio y el fósforo en
el tejido óseo. En este sentido, se plantea
la hipótesis de que la hiponatremia puede
afectar la densidad ósea y aumentar el
riesgo de fracturas debido a la
estimulación de la reabsorción ósea y la
liberación de sodio.
Se señala la falta de un mecanismo
molecular preciso que explique esta
relación, lo que indica la necesidad de
investigaciones adicionales para
comprender mejor este fenómeno.
Los hallazgos de López et al. (2019)
subrayan la importancia de la actividad
física, en este caso, el fútbol, en el
fortalecimiento de la densidad mineral
ósea en las extremidades inferiores.
La práctica regular de este deporte
puede promover el aumento de la
densidad ósea en diversas regiones del
cuerpo, especialmente en las
extremidades inferiores, con beneficios
significativos a lo largo del tiempo. Estos
resultados apuntan a la relevancia del
entrenamiento a largo plazo en el
fortalecimiento óseo.
Por otro lado, Rodríguez & Tascón
(2021) presentan datos concretos sobre
los efectos del ejercicio y la actividad
física en la densidad mineral ósea,
evidenciando un aumento en la misma en
la columna lumbar y el cuello femoral en
el grupo experimental tras un período de
evaluación.
Estos resultados refuerzan la
importancia de incluir ejercicios de
impacto y resistencia en los programas
de entrenamiento para mejorar la salud
ósea de individuos de todas las edades.
Además, Bonilla & Alborada (2021)
mencionan la efectividad de diferentes
tipos de ejercicios en la mejora de la
densidad mineral ósea, particularmente
enfocándose en la combinación de
ejercicios de alto impacto en agua,
ejercicio aeróbico escalonado y de
resistencia.
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Estos hallazgos resaltan la diversidad
de enfoques que pueden emplearse para
fortalecer el tejido óseo y sugieren la
importancia de personalizar los
programas de ejercicio según las
necesidades individuales.
CONCLUSIÓN
En base a la revisión del artículo
presentado, se puede concluir que la
densidad mineral ósea y la salud ósea en
general están directamente influenciadas
por la práctica regular de ejercicio físico,
especialmente actividades de impacto
como correr, saltar, levantar pesas y
deportes que implican movimientos
bruscos.
Estos tipos de ejercicios estimulan la
formación de nuevas células óseas,
fortalecen los huesos y promueven un
aumento significativo en la densidad
ósea en diversas regiones del cuerpo,
como las extremidades inferiores.
Además, se observa una conexión
entre la hiponatremia, niveles elevados
de vasopresina en suero y la pérdida de
densidad ósea, aunque aún no se ha
identificado un mecanismo molecular
que explique esta relación.
Se destaca la importancia de mantener
una adecuada densidad ósea para
prevenir enfermedades como la
osteoporosis y reducir el riesgo de
fracturas.
Asimismo, se resalta la necesidad de
realizar ejercicios de fuerza para
fortalecer los huesos, con programas
específicos guiados por profesionales
cualificados y adaptados a las
necesidades individuales de cada
persona.
La variabilidad en los tipos de fuerza,
como la fuerza absoluta, isométrica
máxima, dinámica máxima, explosiva y
elástico-reactiva, permite abordar de
manera integral el fortalecimiento óseo y
muscular.
La actividad física regular, en
combinación con una adecuada ingesta
de calcio y nutrientes, se posiciona como
un pilar fundamental para mantener una
buena salud ósea, prevenir enfermedades
musculoesqueléticas y mejorar la calidad
de vida en general.
Es fundamental promover la
importancia del ejercicio físico desde
edades tempranas para fomentar hábitos
saludables a lo largo de la vida y prevenir
posibles complicaciones asociadas con
la salud ósea.
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