INTRODUCCIÓN
Los juegos son una parte fundamental de la
experiencia humana, ya que han estado presentes
a lo largo de la historia de nuestra especie. En la
opinión de Torres (2002) considera al juego como
una forma de entretenimiento que incrementa el
conocimiento, a la vez que genera satisfacción y
gracias a él se puede disfrutar de un verdadero
descanso después de un día duro y agotador.
En este caso, los juegos apoyan y estimulan
cualidades morales en niños como: autocontrol,
honestidad, seguridad, atención centrada en lo
que se hace, reflexión, búsqueda de alternativas
para ganar, respeto a las reglas. juego,
creatividad, curiosidad, imaginación, iniciativa,
sentido común y solidaridad con tus amigos, con
tu grupo, pero sobre todo juego limpio, es decir,
con todas las cartas sobre la mesa.
La competitividad se introduce en la búsqueda
del aprendizaje, no para estimular dificultades o
ridiculizar a los oponentes, sino como estímulo
para un aprendizaje significativo.
Los juegos tradicionales que se practicaban en
las antiguas civilizaciones han desempeñado un
papel importante en la vida de las personas.
A lo largo de los años su evolución y
adaptación, han contribuido al desarrollo físico y
mental de la humanidad, fomentando la
cooperación, la competencia amistosa y la
resolución de problemas contribuyendo a
enriquecer las habilidades sociales y cognitivas.
El juego no es simplemente un medio para
gastar energía o pasar el tiempo, ya que, “ traspasa
los límites de la ocupación puramente biológica o
física, es una función llena de sentido" (Huizinga,
2000)
Como plantea Vygotsky, (1966) el juego se
relaciona particularmente con el desarrollo del
pensamiento, del razonamiento y con las
estrategias para resolución de problemas.
Esta sugerencia la tomó Bruner,( 1972) quien
decía que una función primaria del juego durante
el largo periodo de inmadurez en la niñez de los
humanos era apoyar el desarrollo de su
“flexibilidad del pensamiento”.
Asumiendo los criterios del autor antes
señalado podemos agregar que el juego ayuda a
desarrollar de forma completa habilidades
fundamentales como el tono muscular, el
equilibrio, la lateralidad y las habilidades
perceptivo-motrices, al mismo tiempo que
permite conocer y adaptarse al entorno físico y
social.
“Los niños que perciben una actividad como
juego se concentran más, están más atentos,
motivados y muestran señales de mayor bienestar,
mientras cumplen con la tarea “ (Hodward, 2013).
Esto sugiere, que percibir una actividad como
juego genera involucramiento activo y alegría,
que conlleva a que los niños estén en el estado
cognitivo y emocional apropiado para continuar
con la tarea y para procesar la información.
Dichas actividades recreativas ofrecen
oportunidades para la práctica y el
perfeccionamiento de habilidades básicas.
Como menciona Haywood, (2009), los juegos
que involucran habilidades motrices básicas tales
como el lanzamiento, atrapar, saltar o correr son
imprescindibles para desarrollar destrezas
motoras fundamentales en niños y adultos.
Estas actividades no solo mejoran la velocidad
de desplazamiento, sino que también fortalecen la
coordinación, el equilibrio y la precisión en el
movimiento.
El ser humano ha logrado entender que estas
actividades son una herramienta invaluable para
el desarrollo de habilidades motoras,
particularmente la velocidad de desplazamiento.
Los juegos no solo proporcionan diversión,
sino que también permiten la práctica y mejora de
habilidades básicas.
Como apuntan múltiples autores, su papel es
crucial en el desarrollo motor, ya que fomentan la
práctica de movimientos rápidos, contribuyendo
significativamente al progreso de las destrezas
motoras esenciales.
Por otra parte, la velocidad es considerada una
habilidad fundamental en el ser humano que
abarca diversos aspectos y actividades en la vida
diaria, así como en el ámbito deportivo y laboral.
Esta capacidad se clasifica de varias maneras,
dependiendo del contexto en el que se evalúa. A
continuación, se presenta una breve reseña sobre
la velocidad como habilidad humana y sus
clasificaciones:
La velocidad se define como la capacidad de
realizar movimientos en el menor tiempo posible
esta se clasifica en tres categorías principales:
velocidad de reacción, velocidad de ejecución y
velocidad de desplazamiento.
En la investigación se asume el punto de vista
deportivo que, Le Deuff (2003) y Vila Gómez
(1999) la definen como la máxima rapidez posible
Revista INNDEV ISSN 2773-7640. Septiembre-Diciembre 2023 Vol 2, Núm 4, pp 22-31 Recibido (Received): 2023/11/15