competente en la enseñanza de un área
especializada de una carrera y dentro de sus
funciones está la constante adquisición de
los conocimientos, habilidades y destrezas
de los estudiantes, además de cumplir con
actividades administrativas, investigativas, y
de vinculación con la sociedad, por lo que
esta profesión es descrita como una de las
que más se expone al estrés laboral. A casusa
de esto Barradas et al. (2015) establece que
el estrés laboral en docentes universitarios,
es más común en el área de la salud.
La enfermería se define como una
disciplina que se encarga del cuidado y
atención de pacientes, y es así, que en el
estudio de Burga & Mori (2022) se afirma
que el nivel de estrés laboral predomina en
las carreras de salud y hace énfasis en la
escuela de enfermería en donde se considera
que puede ser una carrera desafiante y
exigente, pero a su vez altamente
gratificante.
La dificultad que presentan los docentes
de educación superior dentro de esta escuela
se asocia a la carga laboral, la exigencia de
actualización constante y la innovación de
estrategias educativas para mejorar la
calidad académica.
El estrés, según Ávila, J. (2014) se define
como una reacción fisiológica del organismo
en la que varios mecanismos de defensa
entran en juego en respuesta a situaciones
que se consideran amenazantes o de alta
demanda.
Es una respuesta natural y necesaria para
la supervivencia. Cuando se produce esta
reacción natural exagerada, la tensión
excesiva puede causar la aparición de
patologías.
Por otro lado, Serrano, et al. (2021)
identifica diferentes aceptaciones asignadas
al estrés laboral que se relaciona
directamente con el presente estudio. Por lo
que se determina el estrés laboral como la
reacción del trabajador ante las exigencias
laborales que no se ajustan a sus
conocimientos; el estrés ocupacional que es
causado por las características del puesto de
trabajo y el estrés organizacional que es el
conjunto de respuestas del trabajador ante
situaciones que provocan un deterioro de su
salud.
Según los conceptos mencionados con
anterioridad, en nuestro estudio se permitió
evaluar el estrés laboral, que según Alvites-
Huamaní (2019) es una respuesta
fisiológica, emocional y conductual, que
lleva a una pérdida de motivación, e influye
hacia sentimientos de inadecuación y fracaso
en el trabajador, lo cual le genera un
desajuste en su desempeño y repercute en su
salud física y psicológica, disminuyendo su
capacidad de concentración, cambios
fluctuantes en su estado de ánimo, llegando
a desarrollar patologías como ansiedad y
depresión.
El estrés no distingue raza, estatus
económico ni profesión, por lo que los
docentes no son ajenos a padecer de este
trastorno a causa de una mayor presión
laboral, carga de trabajo, funciones
adicionales dentro de las horas académicas
asignadas, sin ningún beneficio adicional,
continuos cambios en los contenidos
curriculares e incremento de la
conflictividad en el aula; lo que puede
incidir en conductas no deseables por parte
de los docentes, así como también causar
un deterioro cognitivo al afectar su
concentración, y atención lo que se refleja
en una disminución en su rendimiento
académico.
Pérez et al. (2019) determinaron que
existe una gran cantidad de factores de
riesgo que pueden provocar estrés o
síndrome de Burnout; entre ellos pueden
estar los horarios profesionales, irregulares
relacionados con el contenido del trabajo, el
grado de responsabilidad, el conflicto y la
ambigüedad de roles, los contactos sociales
y el clima organizacional, la carga de
trabajo, la necesidad de mantener y
desarrollar las calificaciones, el entorno
físico en el que se realiza el trabajo.
La exposición a grandes niveles de estrés
puede traer consecuencias físicas, así como,
enfermedades cardiovasculares,
musculoesqueléticas y psicológicas;
también se pueden observar problemas del
sueño, cognitivos, ausentismos e incremento
de accidentes en el ámbito laboral. Incluso
existe la posibilidad de incidir en el consumo